REFLEJOS.

Hay amaneceres que cuando los primeros rayos de sol empiezan a iluminar tenuemente la habitación, al despertar, me viene a la mente aún perdida por las divagaciones de la noche tu imagen cuando te desperezas, como te estiras, para luego incorporarte y arrodillarte encima de la cama, como notando, como imaginando, como ansiando y buscando mi presencia...acoplándome a tu espalda.



Veo tu cuerpo reflejarse en el espejo. Y es entonces cuando piensas en mi y como deseas, como añoras, como me incitas a situarme detrás tuyo. Cuando enlazo tu cuerpo con mis manos, abrazándote, tu exhalas un largo y tierno suspiro y te abres poco a poco a mi y contemplo como empiezas a acariciarte, a excitarte, a tocarte febrilmente y consigues que tu cuerpo se tense poco a poco...Y, de pronto, te tensas aún más, y noto la humedad de tus labios. Ahora son 4 manos las que te recorren ansiosas y lujuriosas : las tuyas y las mías, ayudando en el frenético acariciar de tus deseos...y yo detrás tuyo, empalmado, y tu delante, notando como mis manos se adentran en ti cada vez más, empapadas de calor y dulce humedad.

Clavándote mi pene erecto, lamiendo cada milímetro de tu cuello, recorriendo tu arqueada espalda en busca del más perfecto tesoro que guardas en ti, del más ansiado y apreciado bien que tienes a bien compartir. Esa pequeña muerte repetida y repetitiva que ves reflejada en el espejo solo es la promesa de un placer que volverás a disfrutar una y otra vez...